Perfiles
Calexico: la frontera de cristal
Joey Burns y John Convertino constituyen el alma de una banda de rock que es hoy referente de muchos artistas a lo largo del mundo. Su último trabajo, Feast of Wire, aclamado por la crítica internacional, termina ubicándolos en el incómodo lugar de ser una de las mejores del planeta.
por Claudio Angelotti
convertino & burns
Fundada en 1900, la californiana y portuaria Calexico City está geográficamente ubicada sobre el Océano Pacífico, en la frontera entre Estados Unidos y México, adyacente a la ciudad mexicana de Mexicali, Baja California. Su nombre se origina en la fusión de los de California y México. Calexico, la ciudad, como su nombre, por portuaria y fronteriza representa una verdadera mezcla de culturas. A unos 500 kilómetros de Calexico City, saliendo del estado de California e internándose a través del desierto en el de Arizona, se encuentra la ciudad de Tucson.
Fue en esta última donde el canadiense Joey Burns – estudiante de música clásica en la Universidad de California – y el neoyorkino John Convertino – baterista, músico de sesión para ese entonces – fueron a recalar, en distintos momentos, convocados por Howe Gelb para integrar su principal proyecto musical: Giant Sand.
Gelb, cantante y compositor nacido en Pennsylvania, se encontraba radicado en Tucson donde había llegado atraido por la música sureña. Alli había formado un puñado de bandas que finalmente se sintetizaron en Giant Sand a mediados de los ochenta.
Giant Sand cultivaba una mezcla de Country Rock y Garage Rock, mezcla que hubiese podido definirse como Country Alternativo, si para entonces esa etiqueta ya hubiese sido impresa.
La banda, a excepción de Gelb, su mentor, no tenía una formación estable. Insignes músicos, entre los que se encontraban: el virtuoso del dobro y de la steel guitar Rainer Ptacek – un checo, descendiente de alemanes, radicado en Texas – el tecladista Chris Cacavas y el baterista Tom Larkins, alternaban con otros menos recordables entre show y show.
Fue en 1988 cuando, formando parte de esa rotación permanente de músicos, John Convertino se hace cargo de la batería en reemplazo de Larkins para grabar el que para muchos sigue siendo hasta hoy el mejor disco de Giant Sand: The Love Songs. Estas “canciones de amor”, a pesar de las románticas implicancias del nombre, no eran otra cosa que una ejemplar colección del mejor y mas furioso rock de garage protagonizado por una sucia guitarra a cargo de Gelb y una potente percusión a manos de Convertino. El definitivo Giant Sand comenzaba a tomar forma. Sólo faltaba alguien...
En 1990 Convertino había conocido en Los Angeles a Joey Burns. Para octubre Giant Sand debía iniciar una gira europea y ninguno de los bajistas alternativos con los que contaba Gelb - Paula Jean Brown, su esposa, y Mark Walton - podían ser de la partida. Burns aceptó la apuesta y se hizo cargo del contrabajo configurando el trío base que, con agregado o no de músicos invitados, es Giant Sand hoy en día.
Burns & Convertino, inquietos e hiperproductivos, no suficientemente ocupados con el intenso trabajo que Gelb les proporcionaba, se integraron a un proyecto liderado por Bill Elm (guitarrista steel y, a menudo, colaborador de Giant Sand) irónicamente bautizado Friends of Dean Martin (Martinez luego de una querella iniciada por el miembro del Clan Sinatra), banda que debutó con The Shadow Of Your Smile (1995), un disco instrumental donde encaraban en tono retro lounge, convenientemente tamizado por las arenas del desierto de Arizona, algunos standards, como el que dio título a la placa o el I Wish You Love de Charles Trenet, junto a composiciones propias de tono similar, tributarias de Dick Dale y The Ventures pero también del Ennio Morricone de los Spaghetti Westerns.
Pero luego del segundo disco de los FODM, Retrograde (1997), en el cual tuvieron una participación casi secundaria, B & C decidieron dejar la “franquicia” en las buenas manos de Elm para abrir otro frente musical.
Calexico es hoy una de las bandas más influyentes de la escena indie internacional. Pero, como cumpliendo con el viejo adagio de los profetas, no ha recibido en su país aún, el reconocimiento que sí ha logrado fronteras afuera.
En 1995 y en los ratos libres que el trabajo con Giant Sand y FODM les dejaba, habían grabado y editado en forma independiente un casete – inhallable por estos días – llamado Superstition Highway. La nueva banda se hubiese llamado Spoke si no hubiera existido otra, contemporánea y efímera, con ese nombre. Calexico fue el elegido, como el de aquella ciudad portuaria y fronteriza donde diversas culturas se fusionaban, no sólo la sureña norteamericana con la norteña mexicana sino también las que llegaban del océano, característica que encajaba perfectamente con las ideas musicales que querían volcar.
En Superstition Highway, además del bagaje traido de los FODM, aparecían, la poesía en forma de letra en la voz de Burns y coloridos sonidos producto de la incorporación de instrumentos como la marimba, el xilófono, la mandolina, el acordeón y el violoncello. Todos, junto a los clásicos de una formación de rock, ejecutados alternativamente por ambos en una muestra demoledora de versatilidad. Tasha Bundy agregaba su batería y samples cuando Convertino se hallaba ocupado en otros menesteres.
El debut digital se produjo en 1996 con un single 7” conteniendo dos temas compuestos por Burns: Lacquer y Drape, y un año más tarde con Spoke – en algún lado había que meter el frustrado nombre de la banda – larga duración de 19 tracks donde pasaban en limpio el borrador que había sido Superstition Highway y sumaban el violín de Bridget Keating como invitada.
En Spoke aparecieron, junto a los ya previsibles climas desérticos y melancólicos, fuertes influencias del folklore mexicano, del fado portugués, de la chanson francesa y hasta se coló un tema – Scout – de absoluta ortodoxia surfer alla Dick Dale. Burns y Convertino comenzaban a construir un universo musical fronterizo, cosmopolita y oscuramente sugestivo que terminarían de revelar en The Black Light (1998), su siguiente trabajo (y junto al reciente Feast of Wire, al que me referiré luego), el más maduro.
Es en The Black Light precisamente donde aparece por primera vez una sección de vientos mariachi – que serán marca registrada de la banda de ahí en más - y la inquetud literaria referida a la problemática de los mexicanos habitantes de la frontera y su ilusión de ingresar a la salvación que les ofrecen los neones del “primer mundo” allá, en la vereda de enfrente. Temática esta que luego tendrá su más acabada muestra en The Crystal Frontier – hit que curiosamente no forma parte de ningún disco “oficial” de Calexico, sólo de algún EP de edición alemana – y que está inspirado en el libro de cuentos de Carlos Fuentes La frontera de cristal (“Blood spills out on the streets/and bodies are missing for weeks/both sides keeping a close eye/watching the bullets fly here... on the Crystal Frontier”, dice una parte del tema).
Si bien lo “mariachi” despuntaba en The Black Light fue en Hot Rail (2000) donde se desarrolló plenamente (El Picador, Tres Avisos y Muleta, son tres buenos ejemplos). También aparece un guiño a Francia, país en el cual la banda ya estaba haciendo pata ancha, con los versos en francés de otro de sus hits, Ballad of Cable Hogue (“L'amour passé, l'amour obsolète/Pourquoi perdre sa vie à chercher l'or d'un coeur?/Je ne me noierai pas dans ce désert mystique/Je ferme mes comptes et je repars”).
Sin embargo, Hot Rail no llegó a alcanzar las alturas (ni las profundidades) de su antecesor abriendo un período de casi tres años durante los cuales la banda se dedicó a afianzar su penetración en el mercado europeo y a generar una discografía paralela basada en ediciones limitadas que sólo podían (y pueden)ser adquiridas en sus shows. Fruto de esto fueron: Travelall (2000), ábum integramente instrumental y claramente experimental, Aerocalexico (2001), que recopila grabaciones de diferentes orígenes y autores, entre las que se destaca una conmovedora versión de Clothes of Sand de Nick Drake; y Scraping (2002), un vivo recogido de sus aventuras europeas y que evidencia la increíble potencia de la banda en directo.
El paso de B&C por el viejo continente no sólo les sumó adherentes entre el público de Francia, Bélgica, Holanda, España, Italia, Inglaterra, Alemania, Suecia y Dinamarca, sino que influye determinantemente en la existencia y en el rumbo artístico de bandas y músicos locales como Migala (España), Giardini di Miró (Italia), Jean Louis Murat y Amor Belhom Duo (Francia).
Por otra parte, tanto uno como el otro, comenzaron a ser requeridos para grabar como invitados con innumerables músicos y bandas europeas. La lista sería ociosa y la discografía que generaría, interminable.
Esos tres años de transpirar escenarios a través del mundo también sirvieron para consolidar una formación estable para la banda con dos alemanes: Martin Wenk (trompeta, guitarra acústica, melódica, teclados, xilófono, percusión) y Volker Zander (bajo, violoncello, guitarra); un tucsoniano de origen hispano: Jacob Valenzuela (trompeta, xilófono, percusión) y un nativo de Missouri residente en Nashville: Paul Niehaus (pedal steel, lap steel, guitarras). Una especie de “dream team”, un equipo de virtuosos con los que llegan a grabar, a fines de 2002 el que es hasta ahora su último y mejor disco: Feast of Wire.
FoW, recibido calurosamente por la crítica internacional que lo señala con audacia premonitoria como uno de los mejores discos del año, marca en lo que a Calexico respecta una serie de hechos a tener en cuenta. En primer lugar, el abandono de ciertos clichés que podrían haberlos transformado en una banda “yeitera”, peligro siempre acechante cuando el éxito indica conservadorismo. En FoW, sin perder su identidad, no repiten fórmulas sino que avanzan profundizando búsquedas. En segundo lugar, Joey Burns demuestra haber alcanzado como cantante una madurez expresiva que conmueve y que lo ubica entre los mejores del panorama independiente internacional. Otro tanto podría decirse de él como compositor.
Calexico es hoy una de las bandas más influyentes de la escena indie. Pero (siempre hay uno), como cumpliendo con el viejo adagio de los profetas, no ha recibido en su país aún, el reconocimiento que sí ha logrado fronteras afuera. Esto quizás, porque decidieron ser artísticamente independientes, comercialmente marginales y, como la ciudad de la que tomaron el nombre, fronterizos y cosmopolitas.
 
Discografía imprescindible:

Spoke (1997, Quarterstick/Hausmusik)
The Black Light (1998, Quarterstick/City Slang)
Hot Rail (2000, Quarterstick/City Slang)
Even My Sure Things Fall Through (2001, City Slang) (EP que contiene dos versiones de Crystal Frontier)
Feast of Wire (2003, Quarterstick/City Slang)

 
Links:
Casa de Calexico (Sitio Oficial)
 
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